
"El Ser Humano y la Colaboración"


Según Eduardo Zugasti, la llamada “Hipótesis del Gran Malentendido (Big Mistake Hypothesis)”, sostiene que la cooperación entre extraños característica del mundo moderno es posible porque conservamos los mecanismos cognitivos que evolucionaron en el contexto de pequeños grupos, y que ahora podemos extender a situaciones imprevistas.
Para los partidarios de la selección de grupo, en cambio, la Cooperación es más bien el resultado de la competencia de grupos que evolucionaron normas culturales específicas. Michael Tomasello y sus colegas del Instituto Max Planck de Antropología Evolucionista, sugirieron una alternativa: “la Hipótesis de la Interdependencia (PDF)”.
La PDF sostiene que “en algún punto de la historia, los seres humanos crearon formas de vida en las que Colaborar con los demás resultaba necesario para la supervivencia y la procreación”. Nos hicimos más solidarios a medida que nos convertimos en progresivamente más interdependientes.
El “Escenario de Caza de Ciervo” se refiere a situaciones en las que los individuos están obligados a Colaborar para perseguir un objetivo valioso. En esta situación, todos los participantes tienen alternativas pero son capaces de anticipar los beneficios de Colaborar en algún objetivo común, como la caza de un ciervo y el reparto posterior del botín.
Los chimpancés, pero no los bonobos y los demás primates, participan en escenarios de Caza de Ciervo, pero de un modo muy distinto a los humanos. A diferencia de las bandas de chimpancés, las Coaliciones de Cazadores humanos no se basan en el dominio y, lo que todavía es más importante, comparten de forma rutinaria el botín entre los participantes, y casi siempre se reserva una parte para una localización central donde también será repartida entre no participantes.
Tomasello y sus compañeros aportan evidencias de que tenemos “cableada” esta conducta especialmente humana, como muestran varios experimentos con niños (Hamman et al), por ejemplo. Averiguó que los niños de tres años comparten recursos más equitativamente si proceden de esfuerzos de Colaboración, más que del trabajo en paralelo, mientras que los chimpancés “comparten” (o más bien permiten que los demás tomen su parte) sin tener en cuenta esta diferencia. Los niños humanos también esperan que los participantes en una tarea común estén comprometidos con ella. Según un estudio de Warneken et al (2006), los niños ensayan distintos modos de reenganchar a los compañeros que han abandonado una tarea común, a diferencia de los chimpancés criados por humanos. Los niños humanos prelingüísticos también son capaces de comunicarse con otros en una tarea común, mediante gestos específicos, a diferencia también de los chimpancés.
LA AYUDA MUTUA.
En contraste con los demás primates, los seres humanos han desarrollado capacidades cognitivas específicamente diseñadas para trabajar en común. Esta “intencionalidad compartida” incluye distintas características como atención común, bases conceptuales comunes, conocimiento público y un punto de vista de pájaro sobre la actividad común desde la que es posible comprender los diferentes roles intercambiables que desempeña cada participante.
Por supuesto, para que evolucionaran estos modos complejos de Colaboración, fue necesario desarrollar un método para detectar a los aprovechados. De hecho, ninguna otra especie es tan sensible a la “reputación social”, y ningún otro primate tiene mecanismos cognitivos tan sensibles para detectar a los mentirosos.
Para Tomasello y sus compañeros, Colaborar de forma mutualista se hizo más y más obligatorio a medida que dependíamos de Colaborar para sobrevivir. Parte de estos mecanismos son “naturales” y ni siquiera necesitan habilidades de lenguaje, como muestran los estudios con niños, pero otros necesitan ser reforzados mediante normas culturales. La selección de grupo se convirtió en una fuerza evolutiva, solamente a partir de la Coalescencia de los grupos originales en unidades más grandes, desde los grupos consanguíneos del Pleistoseno, a las tribus, las confederaciones y, últimamente, los estados. El hecho de que la Colaboración humana a gran escala se construya sobre materiales ancestrales que evolucionaron mientras éramos pequeños, hace que las tentaciones de regresar a estados primitivos sean más o menos permanentes. Colaborar es una tarea humana realmente difícil (Tomasello, M, et al, 2012: Two Keys Steps in the Evolution of Human Cooperation: The Interdependence Hypthesis).

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