

El Ser Humano y la Estrategia

El Ser Humano, como todo ser vivo, forma parte de la naturaleza, y su naturaleza específica consiste en la “racionalidad de poseer una inteligencia y una libre voluntad de acción”. Dicha naturaleza humana es universal y lo coloca en una situación privilegiada, ya que, a diferencia del resto de los seres vivos, su comportamiento no está determinado por los instintos y necesidades naturales, sino que, gracias a su libre voluntad, puede inclusive obrar en oposición a los mismo (sacrifica su propia vida, huelga de hambre).
No obstante, en el ser humano no existe oposición entre Naturaleza y Libertad, ya que la libertad pertenece a su naturaleza. Se relaciona con el entorno para sobrevivir –como lo hacen el resto de las especies que comparten este planeta con los seres humanos-, con una particularidad: “los seres humanos representan colectivamente formas culturales específicas al ejercer relaciones con el entorno, creando y recreando ambientes que propician el cumplimiento de nuestras necesidades, el desarrollo y la extensión de nuestra cultura; se construyen paisajes culturales que propician a su vez un bienestar subjetivo en él mismo y en los suyos: su familia y las personas con las que se interrelaciona en su vida cotidiana.
Desde sus orígenes, los seres humanos desean siempre conocer y comprender a la naturaleza, principalmente porque de ello depende su supervivencia. El Conocimiento del Marco Natural, sí como su transformación y aprovechamiento, ha motivado e impulsado el Conocimiento Científico y la Técnica. Gracias a la Inteligencia, el Ser Humano ha aprendido a adaptar la realidad a sus propias necesidades, incluso cuando hoy en día prevalece la destrucción de la misma, debido a los impactos producidos por los propios Seres Humanos. El Ser Humano no se conformó con recolectar los frutos que la naturaleza le ha ofrecido, sino que aprendió a sembrar y a cosechar: primero manualmente, luego ayudado por animales, hasta que finalmente lo logró con la agricultura industrializada, con la que dio inicio a la transformación de la vida moderna, al sustituir la Energía Humana por la Energía Animal y posteriormente por las máquinas (D´Angelo, 2002).
Los sistemas de canalización y embalses permitieron tener agua corriente en lugares en los que las lluvias son prácticamente inexistentes, y con ello el Ser Humano ha hecho uso de la naturaleza para satisfacer sus necesidades. Sin embargo, se ha explotado su hábitat de manera excesiva, destruyéndolo al sobrepasar los límites de la rehabilitación de cadenas tróficas y atentando hacia sus coetáneos como especie. Debido a lo anterior, menciona Amhed Djoghlaf, Secretario de la Convención para la Diversidad Biológica de la ONU (2017) que “no existe duda de que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son las dos caras de la misma moneda”. Que es consecuencia de la actividad humana que diariamente se extingan 150 especies, y cada año entr 18.000 y 55.000 especies se conviertan en extintas. La deforestación, los cambios en el suelo, la contaminación del agua y del aire, y la continua destrucción de la atmósfera han provocado el cambio climático global, también llamado Cambio Climático Antropogénico (Ochoa y Zavala, 2015).
Los paisajes culturales constituyen una relación entre el Ser Humano y la Naturaleza, a partir de las expresiones humanas, por ello se hace cada vez más importante reconocer y aprender sobre el bienestar subjetivo, como “una sensación de agrado cotidiano al mantener un bienestar psicológico, gracias a una buena adaptación a las circunstancias de la vida interna y externa del individuo (García-Alandete, 2014)”.
Con lo anterior, las complejas redes naturales se relacionan también con el Pensamiento Ecológico, que plantea como respetuoso de estar en el mundo, como lo menciona Heiidegger con “El Dasein”. La realidad primaria donde el ser se capta con su sentido original, que es lo que Heidegger llama el “Dasein” significa “ser-ahí”, y en definitiva se refiere al hombre como un ser arrojado a la existencia, un ser que existe en el mundo y actúa sobre las cosas que tiene, ante todo el sentido de instrumento del Dasein. La filosofía según Heideggen no puede ser más que una analítica interpretación del Dasein: Ser-Ahí, arrojado en el mundo con la posibilidad de construir formas de relación y pensamientos para la acción más acorde con la integración ser humano-naturaleza. Estar en el mundo para Heidegger (1962) es un todo unitario también, para él, el ambiente está constituido por árboles, rocas, insectos, y ellos son considerados como elementos intramundanos (innerweltch). La naturaleza, así considerada desde la filosofía, no es el mundo sino un ente que encontramos dentro del propio mundo: así como las emociones y los sentimientos que constituyen entes de diversos grados como maneras de poder incluirse en el mundo. El Mundo por lo tanto y para Hedegger como para muchos de la corriente existencialista, representa ontológicamente un carácter del existir mismo. Así, las relaciones ecosistémicas se relacionan a la existencia humana y analizan la interacción entre ambas, su desarrollo, adaptabilidad y posicionamiento del ser humano en la búsqueda del bienestar subjetivo.
Si luego de esto no has entendido el concepto y relación entre Ser Humano y Estrategia, vuelve a leer el apartado de mi website “Estratega Soy”, en su apartado “Naturaleza de la Estrategia”.


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